Anéctodas acústicas 3: un foco de ruido inesperado

Recientemente, en diciembre, estuve en Olot para analizar un supermercado, del que el vecino colindante superior manifestaba quejas de la inmisión sonora de su actividad.

Según información facilitada por el vecino, la molestia empezó un día en concreto, exactamente el 25 de octubre. Según él, el ruido era muy similar al que ya tuvo hace un tiempo, y que era debido a unas fijaciones sueltas de unos conductos.

La vivienda era un pequeño apartamento donde la cocina, comedor y dormitorio ocupaban un mismo espacio. El ruido era muy sutil, como un zumbido de mosquito. Personalmente detectaba el ruido tenía una mayor intensidad en la zona esquinera de la cocina, pero se oía en toda la estancia. Según el vecino, si se despertaba en medio de la noche le costaba volver a dormirse porque se fijaba en ese ruido.

Según indicó el vecino, los otros residentes de la finca no percibían ese ruido. Tampoco se apreciaba en el baño de la vivienda. Inicialmente ya era una situación extraña y desconcertante.

Tras desactivar grupos de frío del supermercado y la climatización, el ruido seguía siendo perceptible en la vivienda sin ningún tipo de cambio en su percepción.

Se apagaron las luces del supermercado por si fueran las reactancias o transformadores de las luminarias. No hubo cambios en el ruido.

Se desconectó totalmente el supermercado de la red eléctrica, y el ruido seguía siendo perceptible.

Se esperó a que el SAI de la oficina de descargara y se apagara el armario rack con el servidor. Nada funcionaba en el supermercado, y el ruido seguía siendo perceptible.

En ese momento quedaron claras las sospechas de que era un ruido ajeno al supermercado y con altas probabilidades de que sea algún equipamiento de la vivienda afectada, o muy próximo a esta.

Se le pidió al vecino, con el supermercado totalmente desactivado, que desconectara de la red eléctrica su vivienda, bajando el magneto térmico general. En ese momento el ruido desapareció.

Se volvió a conectar la corriente y al cabo de unos pocos segundos el ruido apareció. Tras analizar auditivamente el entorno, no se tardó en señalar una lampara situada en una equina de la cocina. Ésta se desenchufó y el ruido desapareció. El foco sonoro era la electrónica de una bombilla de bajo consumo que se había estropeado. La cara del vecino era un poema cuando se le dictaminó la causa del ruido que tenía en casa.

Nunca antes me había encontrado con el caso de que el origen del problema estaba en la vivienda del vecino que manifestaba quejas.

lampara_soroll

Se llamó al supermercado para reactivar todo el equipamiento, se recogieron los equipos de la vivienda y del local, y de vuelta a casa que ya eran pasadas las doce de la noche y el camino era largo.

Lo importante es haber solucionado el problema de ruido del que manifestaba quejas el vecino 🙂


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